jueves, 2 de junio de 2011

SIN PRISA

Siempre me dices: "sin prisa"
y es como si una gran mano gigante
descenciera de lo alto de las montañas
para darme calor y cobijo
para quitarme la sed desmedida

Cuando bajan también los caballos salvajes
te haces a un lado
y ellos ni notan tu presencia
les vemos llegar hasta el lago
donde abandonan sus relinchos y patas
para abrevar su fuerza
y sostenerse un rato más,
antes de que llegue la noche y el sueño,
como bandera inventada en juegos infantiles
que construyeron cabañas en el árbol
y los arces les veían soñar una nueva sonrisa
robada a las estrellas
que aún no habían poblado el cielo oscuro.

4 comentarios:

  1. los caballos salvajes relinchan, corren, muerden,cocean... pero nos hacen sentir vivos y cercanos a la tierra,muy lejos de la "quietud" pétrea de los animalitos dóciles y amaestrados (que no domésticos, ¿verdad?)... ¡¡toma ya parrafada!!

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  2. claro, tan necesaria es la calma como el impulso. A mi lo que me preocupa de los caballos salvajes son los remolinos de polvo que dejan después. Pero seguro que esto tú ya lo sabías.

    mil gracias de nuevo por tus comentarios que hacen tanta compañía en este cable de acero tendido entre edificios recién nacidos,

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  3. yo no sé nada más que otro, osea poca cosa... pero he observado que los remolinos, por fuertes que sean, se disipan, porque son aire iracundo incapaz de arraigar...
    gracias a ti por aguantar mis comentarios y por darme, sobre todo...

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  4. sí, tienes razón, casi siempre se disipan. Me encanta tu forma de verlo ... Aire tenían que ser ;)

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