martes, 31 de mayo de 2011

IMAGINEMOS IMAGINAR

Hay algo de infancia en cada rosa que crece
Hay algo de infancia en cada canción que suena en el coche
Hay algo de infancia, en fin, en los trajes elegantes cuando eran telas antes
Hay algo de infancia en el motor que relincha y al chico que viene corriendo se le caen las gafas y le da la risa
Algo de infancia allá donde vayamos pájaros-manos, bocas-nubes y el alma calada hasta los ojos como premisa de un nuevo mundo alado
Algo de infancia en Tolstoi, Durero, Balzac, Goethe y Kant que no podían imaginar otra historia que la del cambio moral, religioso, social, humano y cognoscible
Hay algo de infancia total en todo lo que escribe, sean formularios grises, poesías, esquelas tristes o pintadas en la Puerta del Sol
Hay algo de infancia en cada ser que camina, en todas y cada una de las semillas que germinan en los campos y que se posan siendo polen en tu pelo enmarañado
Algo de infancia que clama como un niño hambriento en cada universo, particular o infinito, por ser vivido y medido como un traje a estrenar cada mañana porque simplemente el sol ha salido, la luna se ha escondido hasta esta noche tan sólo: podemos intuir algo de infancia en cada gota de rocío,
en cualquier cosa que puebla este mundo real e imaginario.

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