jueves, 2 de mayo de 2013

ZEN

















Gelatina naranja de la vela
se posa en mi mirada
exhausta de esperar en el vidrio que la abarca
chocaré contra el cristal
polillas encontré en el umbral
y pensaba: ¿quién las trajo hasta aquí?
¿por qué polillas en mi puerta?
"Es algo normal en este lugar"
mis ojos se llenaban de tristeza y aniquilamiento
porque las polillas seguían allí muy quietas
como ensartadas en el adoquín gris
reflejo de la nube gris
aunque no me importara esta grisura
era cálido el regreso a casa
las ventanas amplias que miraban a la calle
la pausa oportuna en los libros
en la nieve, en los parques paseos, en los cafés
un posavasos donde escribiste tu ilusión
y la vuelta siempre sobre el carromato lleno de trastos
pensando en gaviotas que nunca vimos
sí golondrinas sí cigüeñas casas de piedra y ladrillos y ladridos
en la espiral del movimiento espacial
olvidando el silencio acuoso de la macetas
nombrando pueblos y ciudades, caminos y carreteras
tengo la esperanza fija como una flecha (que señala en una dirección)
pero pudiera ser otra y de otra manera.

Me siento viva y tranquila
como los posos del café en el fondo de la taza
como los salmones remontando la corriente del río
sin saber todavía para qué
como si entendiera que todo tiene valor
también la espera con su paciente estera
si me centro en lo que soy
yo
      soy
la incertidumbre de lo que añoro desaparece.