sábado, 26 de octubre de 2013

WILBUR SE QUIERE SUICIDAR


























Suena trágico y el suicidio así, a secas, lo es. Pero en esta película el tema está tratado con mucho humor… No creo que pretenda, de hecho, tratar el suicidio en sí, o tal vez en parte. Pero lo que refleja la película por encima de esto es la necesidad y la posibilidad de encontrar el antídoto (no mágico, ni definitivo, por supuesto) a ciertos males crónicos que nos aquejan, como la tristeza, la soledad, la injusticia social. Así, Harbour, optimista redomado y el único hermano de Wilbur dice en un momento de la cinta: “es bonito que las personas se unan cuando no tienen a nadie”. Harbour, pendiente en todo momento de las crisis de su hermano, regenta una librería que ha heredado de su padre y Wilbur debería también hacerse cargo de ella. Como se puede imaginar, esto no figura entre los planes de Wilbur, entregado por completo como está a maquinar otro tipo de planes. Sin embargo, para bien y para mal, la vida da giros inesperados; a veces, vueltas de tuerca.

Personajes muy auténticos, diálogos perfectos, frases dignas de recordar, ternura, estupidez, bondad… Son algunas de las cosas que me vienen a la memoria cuando recuerdo esta película. A veces, pasan cosas que no queremos y cosas que no podemos evitar; a veces, no podemos elegir. Buscando la felicidad, a saber con lo que uno se encuentra. Buscando la propia muerte, ¿qué nos puede salvar?

























"-Fíjate en los árboles, los troncos de los árboles del invierno -dijo de pronto Eduarda.
Miré a los lados de la calle, y allí estaban los troncos, unos y otros sin hojas, con las ramas casi negras recortándose en la claridad del día.
-Son como las personas -añadió-. Mucho follaje, mucho esplendor... tapando o protegiendo su verdadera naturaleza. Ahora ha llegado el invierno, y el invierno no perdona: saca a la luz tanto los troncos rectos como los retorcidos. Así es el invierno. Ya te digo, como las personas en el último tramo de su vida.
Entonces no la entendí muy bien. Pero cuando hablaba no sólo ponía punto final: seducía."

Ana María Matute. Paraíso inhabitado.

martes, 22 de octubre de 2013

Me molesta tanta luz, tan poca
luz me molesta estando a tu lado
porque no es suficiente, ¿es
bastante esta luz?
Cruzados por la suave luz de lluvia
sabiendo de la certeza que se acerca
ayer rayos, truenos
hoy lloramos con ojos secos de lágrimas
en el espeso vacío
de tu ausencia.
Absurdos programas en la tele de la cafetería
ruido de cubiertos ruiseñores
sillas vacías
acarreamos una ausencia detenida
espantamos volutas de humo
no niegan nada, nos lo han negado todo.
Sabemos que acarreamos una suerte de ausencia detenida
los trenes lloran
los barcos vuelan
el papel seco tan seco que parece empaparnos con sus noticias
alargando lo que le falta al día para ser nuestro
todos los gritos apagados por la noche.
Se rompió el silencio
yo rompí el silencio
el silencio que lloraba
arañando con finas uñas
te lo entregué
te lo quedaste como rehén
rehén a cambio de qué.
Que los pájaros se han marchado me dices
adonde te diré
se han marchado donde los niños aún lloran
se han bebido sus lágrimas todas
los niños ya brincan los niños como gamos
los niños juegan en las nubes
las prefieren al terciopelo del traje acartonado
tumbarse sobre el pecho algodón espuma del reno también.
Va a llover esta noche
pasaremos más frío
los pájaros vuelven
no tenemos más lágrimas transparentes para ellos.

lunes, 21 de octubre de 2013

ALGO MÁS DEBE DE HABER


Algo tienen que hacer mis manos para acercarte la vida bella
espantarte los clichés de felicidad que nos venden los escaparates empañados
sin empalagarte el apetito
sin regalarte falsas promesas.
Algo tienen que hacer mis brazos
para acercarte un pedazo de vida
al borde del colapso, al borde de la alegría
sin oprimirte demasiado en el abrazo
sin poner el tuyo a prueba.
Algo deben de hacer mis pies
para hacerte llegar el murmullo de las baldosas por las que todos pasamos
sin disfrazarlas con alfombras rojas
sin perderme detrás de la esquina siguiente.
De verdad que algo han de decir mis palabras
más allá de la soledad y del apego
sin pedirte la respuesta correcta
sin amordazar tus posibles preguntas.
Quiero decir que algo más debe de haber
mientras te pienso y te miro
y te veo.

martes, 8 de octubre de 2013

(...) El Surrealismo está presente allí donde no se instala la servidumbre, allí donde el hombre desespera de sí mismo. El Surrealismo es un estado en permanente revuelta contra todo y contra todos los que no aspiran a su liberación. No se reconoce más que en lo que tiene de irreductible: una necesidad imperiosa de libertad, a cualquier precio. En tanto que surrealistas, no insistiremos lo suficiente en una crítica implacable de aquello que quiera impedir por cualquier medio la liberación del hombre, su emancipación en los dos terrenos: el del espíritu y el social (...)

"Por la boca del volcán", en: "Los días en rojo: textos y declaraciones del Grupo Surrealista de Madrid" (pág. 21)


7/10/2013

La muerte estaba en todas partes
en el aire
y en los sonidos
viniendo desde miles de kilómetros.
Tengo que confesar que no he matado a nadie
somos huesos tendidos bajo el sol
mi memoria
huesos tendidos bajo el sol
sin que llegue la oscuridad de la noche.
La muerte lo era todo
cuando cuentas el chiste
cuando exhalas el humo
escuchamos el crujido congelado de la escarcha.
Todo es muerte
está ocurriendo ahora, ahora, ahora…

LA HIPÓTESIS FANTÁSTICA

¿Qué pasaría si… no existiera la oscuridad?


La oscuridad y el miedo cuando se apagan las luces. Recuerdo la persistencia de una pesadilla que busca el interruptor de la luz: la luz total, la luz ciega. Palabras no pronunciadas, precariedad de la voz. Todo, todo esto se perderá mientras el sueño se agita en su mordaza. Porque Germán es un glotón y se ha comido todas las cerezas. Pendientes granates para mi muñeca china, Nancy Oriental: el primer cuento de terror que me contaron no era de Lovecraft. Mis ojos incandescentes en la oscuridad que no existe son heridas abiertas: diáfano es vivir en la luz total de los campos infinitos de nuestra juventud –hoy arrasada por el incendio que amenaza con derrotar tu nívea faz de luna llena-. Navegaré océanos de acuarela en un navío sin comandante donde perdí el disfraz de niña y la piedra para la rayuela tendida sobre la acera está. ¡Pero dilo claramente! La crueldad con que asumes tu papel de tierra vieja, de mínimo grano de arena, de universo contenido en el ojal, te delata: Tú no has conocido la oscuridad… Misterio recién nacido que me abrasa hoy al mirarte. Adiós a las noches de verbena y a sus destellos de bombillas de colores.