martes, 7 de septiembre de 2010


Hoy me he dado cuenta de que la alegría, la felicidad, no están unidas a los sitios ni a la gente con los que la hemos experimentado, porque si así fuera, en el momento en que estas circunstancias cambiasen, sería imposible recuperarla.

La felicidad no viene de fuera, si no de uno mismo (su posibilidad, su búsqueda y el encuentro). Por eso tampoco está en una u otra elección, si no en lo que hacemos con estas.

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