Ya nadie habla con la misma voz
nadie duerme sobre las cancelas de la memoria
hemos desatado amarras
y el agua cristalina lo inunda todo
el suelo que pisamos es charco para botas de lluvia, resplandor entre las nubes del olvido
nuestras lágrimas se han secado, son salitre.
Que nadie hable con la misma voz
es hoy el milagro de estar vivos.
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