lunes, 27 de mayo de 2024

TARDE DE DOMINGO

En la soledad de esta tarde de domingo, leo.
Mis lágrimas se encogen dentro de la garganta.
Yo las digo: “salid, no temáis”.
Algunas se escapan cayendo sobre mi mejilla izquierda, otras caen por el lado derecho de mi nariz. 
No tiene ningún sentido más
hielo que se funde con el calor de las palabras desconsoladas que también leo.

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