viernes, 14 de octubre de 2011

EL HORIZONTE ES UN BOSQUE EN LLAMAS



Noche brumosa, espesura que clama por desenvainarse de su envoltura y esclarecer lo que esconde. ¿Qué será?

Misterio opaco hecho de nubes silenciosas.

Miro el horizonte y creo atisbar algo. Misterio.

No me muevo; permanezco hundida en algo parecido a ese camino que lleva hacia el horizonte. Búsqueda quieta, callada crisálida, imposible transparencia, pensamiento que es pensado, redondez pálida y blanda como algodón en rama.

He perdido algo y ni si quiera voy a dar un solo paso para encontrarlo. No atravesaré la espesura. Seguiré mirando el horizonte desde el mismo lugar en el que estoy ahora.

Puede que el encuentro no dependa tanto de la búsqueda como del cambio y que este, a su vez, no dependa tanto de nosotros. A veces, el agua vuelve a brotar de la fuente que se había secado. Siempre, el horizonte se aleja a cada paso que damos hacia él. Y creíamos que estábamos avanzando. Cansados, volvemos la vista atrás y también muchas veces volvemos sobre nuestros propios pasos. Así que no, yo me quedo aquí. Esperando.

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