Vámonos a mirar el cielo
qué importa que
llueva
mejor si nieva
abrigaditos el
uno al corazón del otro.
Vámonos a mirar
las nubes
vuela y crece en
el ulular de la lechuza si es de noche
alcanza en tu
mirada una brizna dorada
que ya son muchas
las mañanas
en las que renacemos
juntos y nos recomponemos el traje.
Quiero regalarte
aire solamente
para regarte los
instantes
de besos
transparentes
no hay puertas ni
ventanas
allí hasta donde llega
tu camino
se llena, se
llena y se vacía
en el decantador
de tu pupila el paisaje.
No quiero
ocuparte espacio
en ese momento
raso
¡mírate en el
cielo vasto!
yo te alcanzo
flores fosforescentes
de cierto abedul
mágico
que ya nada pasa
ni termina
si nos quedamos
parados.
¡Vámonos a mirar
el cielo
donde no haya
adoquines blancos!
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