He nadado colinas azules
verdeando el sonido de sus palabras adentro
he nadado surcos vestidos de flores
blancas primaveras lejanas para mí
he de sentir el vacío de los párpados
durmiendo de calma chicha
en deshilachados barcos púrpuras aéreos
sonar el eco del metálico gesto
en brazos del silencio
he de partir mil veces
hacia insospechadas tierras inacabadas
he de dibujar el contorno de los días infinito
anudarlo a mi garganta
duro como el mástil roto
ajeno a las preocupaciones inverosímiles
anidando en su final,
fuego deshojado habita dentro de mi corazón.
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