Flota en tu memoria un hilo de seda roja
se rompen los cristales y el silencio explota
Cuando buscas en la noche
lo que el día esconde
imaginas cuervos acechando
como un signo de despedida
Claros horizontes esperan
ardiendo las calaveras
enmarañados sin razones
retrocedemos sin piedra certera
Como si no bastasen los ojos
las miradas, los pasos
transeúntes, corazones
entrañas y sabores.
Mañana el cielo azul se llena de gaviotas que vuelan lejos y alto.
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