miércoles, 25 de octubre de 2023

PAUSA

La inesperada pausa llegó

como llegan los candiles a apagarse

con el soplo de quién sabe qué.

Intento encender ahora linternas en desuso

alumbran muy poco, tan solo las líneas

del camino que recorro sin prisa y a tientas.

De pronto se apagan y me quedo quieta

en la carencia de luz. Pausa.

Tan incierto es mi estado en lo borroso

como una miopía o quizás la presbicia

paralizantes, como un sedante en el vaso

abandonado en la barra de un bar de paso

que el camarero tiene que tirar sin probar.

Pero esta lentitud no solo me ciega

también quiebra mi estabilidad

conquistada en los días de verano.

Alguien me echa una mano, no le veo…

Tan solo sé que me sostiene en la pereza

de un clic en el interruptor de la lámpara

que me hace cerrar los ojos al deslumbrarme.



El inesperado movimiento llegó

como llegan las farolas a encenderse

en las calles lluviosas de mi barrio.

Se visten de un frío soplo de invierno

y la escarcha se funde con su metal forjado

a fuego reflejado en las gafas protectoras del herrero.


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