pero las páginas en blanco no existen ni las noches en blanco ni las almas en blanco ni siquiera los gatos blancos.
Cuando llegaste quizás creíste en mí como en una pizarra negra
pero las pizarras negras no existen ni las ojeras negras ni los corazones negros ni siquiera los perros negros.
Poco a poco fuiste viendo grises los edificios de alrededor que ni siquiera son grises
poco a poco fuiste fijando tus ojos grises en mi pupila marrón que no es ni blanca ni negra ni gris como tus ojos
poco a poco fuiste cantando una nana gris como una nube cargada de lluvia que ni siquiera está a punto de caer
y los edificios grises y tus ojos fijos en mi pupila y la nana de nubes fueron llevándose el viento a nuestro alrededor como si fuera transparente, pero ni siquiera el viento es transparente como tampoco lo es el agua ni mi hombro descansando en los campos de limoneros transparentes ni el vidrio que esmalta las ventanas ni los vasos de vidrio ni el palacio de cristal
y el ulular del búho tampoco lo es. Las rimas hipnóticas que recitaron tus versos descubrieron colores nunca antes imaginados y por eso no pudiste verlos, pero yo sí:
Ya había visto un gato verde, una paloma azul y una garza amarilla como el sol que no es amarillo porque no existe sin el brillo de una mirada tuya sobre la mía.
Cuando llegaste quizás creíste en mí como en una pizarra negra
pero las pizarras negras no existen ni las ojeras negras ni los corazones negros ni siquiera los perros negros.
Poco a poco fuiste viendo grises los edificios de alrededor que ni siquiera son grises
poco a poco fuiste fijando tus ojos grises en mi pupila marrón que no es ni blanca ni negra ni gris como tus ojos
poco a poco fuiste cantando una nana gris como una nube cargada de lluvia que ni siquiera está a punto de caer
y los edificios grises y tus ojos fijos en mi pupila y la nana de nubes fueron llevándose el viento a nuestro alrededor como si fuera transparente, pero ni siquiera el viento es transparente como tampoco lo es el agua ni mi hombro descansando en los campos de limoneros transparentes ni el vidrio que esmalta las ventanas ni los vasos de vidrio ni el palacio de cristal
y el ulular del búho tampoco lo es. Las rimas hipnóticas que recitaron tus versos descubrieron colores nunca antes imaginados y por eso no pudiste verlos, pero yo sí:
Ya había visto un gato verde, una paloma azul y una garza amarilla como el sol que no es amarillo porque no existe sin el brillo de una mirada tuya sobre la mía.
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