Por un momento en tus ojos levanté las faldas del mar
ví
tú te quedarás
mas yo no permaneceré.-
Bajo la espesa niebla de tus ojos
me veo: estoy sentada en la balaustrada
los rayos de sol no me dejan ver
una mancha blanca en la mirada
son tus ojos, como el amanecer
más frío y blanco que las cumbres.
Por eso y por todo lo demás que huye como los pájaros
me doy cuenta de que estoy sola
-incluso el paisaje se ha ido-
son las ruinas huecas de una cáscara de nuez
mis pensamientos y comparto contigo
los pedazos rotos de sus semillas aéreas
una vez más los tranvías son tan blancos
como tu tez y el pálido sol de diciembre
una mancha en tu mirada es la vida
las ruedan giran a tu alrededor
como un mantra infinito donde no hay lugar
más allá de las galaxias
donde no hay lugar más allá
de las estrellas nevadas.
Escucho el tintineo de la lluvia metálica
que va llenando tu corazón para regar
desde tus venas abiertas las somnolientas margaritas del verano
y vuelvo mi rostro hacia el cielo
como queriendo decir algo
vuelven aquellos animales alados
a compartir nubes contigo
por si encontraras allí la respuesta al enigma
como si las palabras fueran cláxones
y los micrófonos estuvieran callados.
Recibe al visitante desde tu puerta
puede que sea el enviado azul
que siembra tus noches de color púrpura
al unirse la luz y la oscuridad
dicen que no, que no es posible
pero mi rostro se ha borrado
como una pintura de tiza bajo la lluvia metálica
y las pisadas no conducen a ninguna parte.
ví
y escuché
lo que anida en su fondo oscuro
aún así seguí sin saber lo que vive en tus ojos negros.
Por eso espero la llegada de las aves migratorias
en el mismo lugar
continúo sentada en la balaustrada
pero ya no alargo mis manos para tocar el sol
solamente seduzco a los tranvías y a sus pasajeros anónimos
desde aquí
como si ésta fuera la única vida que tengo.
-Tú no marcharás
mas yo me iré
lo que anida en su fondo oscuro
aún así seguí sin saber lo que vive en tus ojos negros.
Por eso espero la llegada de las aves migratorias
en el mismo lugar
continúo sentada en la balaustrada
pero ya no alargo mis manos para tocar el sol
solamente seduzco a los tranvías y a sus pasajeros anónimos
desde aquí
como si ésta fuera la única vida que tengo.
-Tú no marcharás
mas yo me iré
tú te quedarás
mas yo no permaneceré.-
Bajo la espesa niebla de tus ojos
me veo: estoy sentada en la balaustrada
los rayos de sol no me dejan ver
una mancha blanca en la mirada
son tus ojos, como el amanecer
más frío y blanco que las cumbres.
Por eso y por todo lo demás que huye como los pájaros
me doy cuenta de que estoy sola
-incluso el paisaje se ha ido-
son las ruinas huecas de una cáscara de nuez
mis pensamientos y comparto contigo
los pedazos rotos de sus semillas aéreas
una vez más los tranvías son tan blancos
como tu tez y el pálido sol de diciembre
una mancha en tu mirada es la vida
las ruedan giran a tu alrededor
como un mantra infinito donde no hay lugar
más allá de las galaxias
donde no hay lugar más allá
de las estrellas nevadas.
Escucho el tintineo de la lluvia metálica
que va llenando tu corazón para regar
desde tus venas abiertas las somnolientas margaritas del verano
y vuelvo mi rostro hacia el cielo
como queriendo decir algo
vuelven aquellos animales alados
a compartir nubes contigo
por si encontraras allí la respuesta al enigma
como si las palabras fueran cláxones
y los micrófonos estuvieran callados.
Recibe al visitante desde tu puerta
puede que sea el enviado azul
que siembra tus noches de color púrpura
al unirse la luz y la oscuridad
dicen que no, que no es posible
pero mi rostro se ha borrado
como una pintura de tiza bajo la lluvia metálica
y las pisadas no conducen a ninguna parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario