Quisiera una lluvia de estrellas para tus ojos
un vasto mundo de colinas interminables
el cielo todo abierto al sol
o unas huellas de arena en el mar.
Todo esto es lo que deseo, pero no basta.
La realidad pone luces de navidad a su antojo.
Quisiera que todo fuera como imaginamos
pero imaginar no basta: las ramas secas
entrelazan su suerte a la del cielo
mientras clavan su raíz en la tierra.
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