En las heladas cumbres de los días
cierran las cicatrices sus boquitas sin sed
y me miras como si ya nada pudiera ocultarme
de los ojos en blanco de las estatuas
la escarcha cubriendo mi piel
-tan poco me separa de ellas-
un corazón latiendo, un pensamiento fugaz huyendo
me desconoces, me desconoces.
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