Cabalgamos la luz
como hueco en la pared
con los ojos
extraviados del olvido
música que sueña
con ser pájaro
anidar en la
ingravidez del parpadeo
plantamos semillas
de plata
en la nube de
lluvia para la tierra
imaginemos ese
espejo transparente
arteria de sangre
verde
bosque sagrado y
sacrílego tantas veces
enfundados en la
niebla
nos acercamos al
día que amanece
entre metales y
chimeneas de fábrica apagadas
lugares que no
pertenecen a los arrabales ni a la ciudad
escaso delirio
que no reclama pupilas de mercurio
incendio remoto-subterráneo-acuático
tejiendo corales
con la pestaña más aguda
naufragamos en el
trono del túnel
y ese niño que
nos observa
sabe
digámoselo a él
que aún falta
mucho para llegar
que a la próxima
estación le han borrado el nombre
y quizás nos
bajemos al final de la línea
sin saber
a dónde hemos ido
a parar.
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