¿Qué pasaría si… no existiera la oscuridad?
La oscuridad y el miedo cuando se apagan las luces. Recuerdo la persistencia de una pesadilla que busca el interruptor de la luz: la luz total, la luz ciega. Palabras no pronunciadas, precariedad de la voz. Todo, todo esto se perderá mientras el sueño se agita en su mordaza. Porque Germán es un glotón y se ha comido todas las cerezas. Pendientes granates para mi muñeca china, Nancy Oriental: el primer cuento de terror que me contaron no era de Lovecraft. Mis ojos incandescentes en la oscuridad que no existe son heridas abiertas: diáfano es vivir en la luz total de los campos infinitos de nuestra juventud –hoy arrasada por el incendio que amenaza con derrotar tu nívea faz de luna llena-. Navegaré océanos de acuarela en un navío sin comandante donde perdí el disfraz de niña y la piedra para la rayuela tendida sobre la acera está. ¡Pero dilo claramente! La crueldad con que asumes tu papel de tierra vieja, de mínimo grano de arena, de universo contenido en el ojal, te delata: Tú no has conocido la oscuridad… Misterio recién nacido que me abrasa hoy al mirarte. Adiós a las noches de verbena y a sus destellos de bombillas de colores.
cada frase una historia, cada historia un mundo posible.... ¡jope!
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