lunes, 28 de octubre de 2013
sábado, 26 de octubre de 2013
WILBUR SE QUIERE SUICIDAR
Suena trágico y el suicidio así, a secas, lo es. Pero en esta película el tema está tratado con mucho humor… No creo que pretenda, de hecho, tratar el suicidio en sí, o tal vez en parte. Pero lo que refleja la película por encima de esto es la necesidad y la posibilidad de encontrar el antídoto (no mágico, ni definitivo, por supuesto) a ciertos males crónicos que nos aquejan, como la tristeza, la soledad, la injusticia social. Así, Harbour, optimista redomado y el único hermano de Wilbur dice en un momento de la cinta: “es bonito que las personas se unan cuando no tienen a nadie”. Harbour, pendiente en todo momento de las crisis de su hermano, regenta una librería que ha heredado de su padre y Wilbur debería también hacerse cargo de ella. Como se puede imaginar, esto no figura entre los planes de Wilbur, entregado por completo como está a maquinar otro tipo de planes. Sin embargo, para bien y para mal, la vida da giros inesperados; a veces, vueltas de tuerca.
Personajes muy auténticos, diálogos perfectos, frases dignas de recordar, ternura, estupidez, bondad… Son algunas de las cosas que me vienen a la memoria cuando recuerdo esta película. A veces, pasan cosas que no queremos y cosas que no podemos evitar; a veces, no podemos elegir. Buscando la felicidad, a saber con lo que uno se encuentra. Buscando la propia muerte, ¿qué nos puede salvar?
"-Fíjate en los árboles, los troncos de los árboles del invierno -dijo de pronto Eduarda.
Miré a los lados de la calle, y allí estaban los troncos, unos y otros sin hojas, con las ramas casi negras recortándose en la claridad del día.
-Son como las personas -añadió-. Mucho follaje, mucho esplendor... tapando o protegiendo su verdadera naturaleza. Ahora ha llegado el invierno, y el invierno no perdona: saca a la luz tanto los troncos rectos como los retorcidos. Así es el invierno. Ya te digo, como las personas en el último tramo de su vida.
Entonces no la entendí muy bien. Pero cuando hablaba no sólo ponía punto final: seducía."
Ana María Matute. Paraíso inhabitado.
martes, 22 de octubre de 2013
Absurdos
programas en la tele de la cafetería
ruido de
cubiertos ruiseñores
sillas vacías
acarreamos una
ausencia detenida
espantamos volutas
de humo
no niegan nada,
nos lo han negado todo.
Sabemos que
acarreamos una suerte de ausencia detenida
los trenes lloran
los barcos vuelan
el papel seco tan
seco que parece empaparnos con sus noticias
alargando lo que
le falta al día para ser nuestro
todos los gritos
apagados por la noche.
Que los pájaros
se han marchado me dices
adonde te diré
se han marchado
donde los niños aún lloran
se han bebido sus
lágrimas todas
los niños ya
brincan los niños como gamos
los niños juegan
en las nubes
las prefieren al
terciopelo del traje acartonado
tumbarse sobre el
pecho algodón espuma del reno también.
Va a llover esta
noche
pasaremos más
frío
los pájaros
vuelven
no tenemos más
lágrimas transparentes para ellos.
lunes, 21 de octubre de 2013
ALGO MÁS DEBE DE HABER
Algo tienen que
hacer mis manos para acercarte la vida bella
espantarte los
clichés de felicidad que nos venden los escaparates empañados
sin empalagarte
el apetito
sin regalarte
falsas promesas.
Algo tienen que
hacer mis brazos
para acercarte un
pedazo de vida
al borde del
colapso, al borde de la alegría
sin oprimirte
demasiado en el abrazo
sin poner el tuyo
a prueba.
Algo deben de
hacer mis pies
para hacerte
llegar el murmullo de las baldosas por las que todos pasamos
sin disfrazarlas
con alfombras rojas
sin perderme
detrás de la esquina siguiente.
De verdad que
algo han de decir mis palabras
más allá de la
soledad y del apego
sin pedirte la
respuesta correcta
sin amordazar tus
posibles preguntas.
Quiero decir que
algo más debe de haber
mientras te
pienso y te miro
y te veo.
martes, 8 de octubre de 2013
(...) El Surrealismo está presente allí donde no se instala la servidumbre, allí donde el hombre desespera de sí mismo. El Surrealismo es un estado en permanente revuelta contra todo y contra todos los que no aspiran a su liberación. No se reconoce más que en lo que tiene de irreductible: una necesidad imperiosa de libertad, a cualquier precio. En tanto que surrealistas, no insistiremos lo suficiente en una crítica implacable de aquello que quiera impedir por cualquier medio la liberación del hombre, su emancipación en los dos terrenos: el del espíritu y el social (...)
7/10/2013
La muerte estaba
en todas partes
en el aire
y en los sonidos
viniendo desde
miles de kilómetros.
Tengo que
confesar que no he matado a nadie
somos huesos
tendidos bajo el sol
mi memoria
huesos tendidos
bajo el sol
sin que llegue la
oscuridad de la noche.
La muerte lo era
todo
cuando cuentas el
chiste
cuando exhalas el
humo
escuchamos el
crujido congelado de la escarcha.
Todo es muerte
está ocurriendo
ahora, ahora, ahora…
LA HIPÓTESIS FANTÁSTICA
¿Qué pasaría si… no existiera la oscuridad?
La oscuridad y el miedo cuando se apagan las luces. Recuerdo la persistencia de una pesadilla que busca el interruptor de la luz: la luz total, la luz ciega. Palabras no pronunciadas, precariedad de la voz. Todo, todo esto se perderá mientras el sueño se agita en su mordaza. Porque Germán es un glotón y se ha comido todas las cerezas. Pendientes granates para mi muñeca china, Nancy Oriental: el primer cuento de terror que me contaron no era de Lovecraft. Mis ojos incandescentes en la oscuridad que no existe son heridas abiertas: diáfano es vivir en la luz total de los campos infinitos de nuestra juventud –hoy arrasada por el incendio que amenaza con derrotar tu nívea faz de luna llena-. Navegaré océanos de acuarela en un navío sin comandante donde perdí el disfraz de niña y la piedra para la rayuela tendida sobre la acera está. ¡Pero dilo claramente! La crueldad con que asumes tu papel de tierra vieja, de mínimo grano de arena, de universo contenido en el ojal, te delata: Tú no has conocido la oscuridad… Misterio recién nacido que me abrasa hoy al mirarte. Adiós a las noches de verbena y a sus destellos de bombillas de colores.
La oscuridad y el miedo cuando se apagan las luces. Recuerdo la persistencia de una pesadilla que busca el interruptor de la luz: la luz total, la luz ciega. Palabras no pronunciadas, precariedad de la voz. Todo, todo esto se perderá mientras el sueño se agita en su mordaza. Porque Germán es un glotón y se ha comido todas las cerezas. Pendientes granates para mi muñeca china, Nancy Oriental: el primer cuento de terror que me contaron no era de Lovecraft. Mis ojos incandescentes en la oscuridad que no existe son heridas abiertas: diáfano es vivir en la luz total de los campos infinitos de nuestra juventud –hoy arrasada por el incendio que amenaza con derrotar tu nívea faz de luna llena-. Navegaré océanos de acuarela en un navío sin comandante donde perdí el disfraz de niña y la piedra para la rayuela tendida sobre la acera está. ¡Pero dilo claramente! La crueldad con que asumes tu papel de tierra vieja, de mínimo grano de arena, de universo contenido en el ojal, te delata: Tú no has conocido la oscuridad… Misterio recién nacido que me abrasa hoy al mirarte. Adiós a las noches de verbena y a sus destellos de bombillas de colores.
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