martes, 19 de octubre de 2010
COMO CADA MARTES
Tengo alados
dos caballos
uno pide tregua
el otro pide guerra
uno no se queja
el otro se aburre
y se cansa demasiado.
Si no les enseño a tiempo
a esquivar
van a correr la ventisca.
El crepúsculo les consuela
se acurrucan todo cuerpo, repliegues de alas y patas
la cabeza baja
el cielo permanece
en cualquier microcosmos
el tiempo se detiene
en cada árbol del camino
en cada coche que pasa como un fogonazo.
Veo la primera farola que se enciende
después veo todas las demás
y la intesidad de los colores ultranaturales
dibuja los contornos de todo lo que existe
veo incluso tu silueta toda negra
debo esperar a llegar a casa para contar,
enciendo la luz de una bombilla.
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