En la exactitud del pulso agazapado
en la extrañeza de la astilla clavada en el cuerpo
en la claridad de la cadencia de la lluvia
en todo lo que calla despierto
en todo lo que dice dormido
en las bicicletas de la infancia
en los coches que no puedo conducir aunque tenga edad para hacerlo
en todo lo que dejé sin querer
en todo lo que quise olvidar y no puedo
en todas las distancias que me alejan y te acercan
en todo lo sagrado que colmamos de deseo
en todo lo pueril que rechazamos como nuestro
en todo el delirio profundo y desgarrado
en todo lo material que se desliza bajo el cielo
en todas las ventanas que no acierto a nombrar
en todas las puertas que titubean al cerrarse
se abre un mundo de posibilidades imposibles.
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