Una amapola ha enraizado en mis manos, en mi cuerpo
su rubor recorre mi piel como un presagio.
El otro día, desde el tren, vi un campo de amapolas
todas pintadas de carmín
como bocas regalando besos
como bocas abiertas interrogando
ese círculo negro en su centro, como un botón.
Planta una semilla azul en mis huesos, amor
porque todas las amapolas son rojas y silvestres.
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