lunes, 22 de abril de 2013

FUGACIDAD


Estoy en mi casa, no estoy en casa
recorrida por siluetas en un impás redescubro las luces y las sombras
acaricio el papel de las paredes y las yemas de los dedos no tiemblan al pasar por  los contornos de las formas geométricas
cierta electricidad se va acumulando en mis huellas digitales
las hundo en tinta 
qué fácil es imaginar la sala llena, abarrotada; huir tras del telón por la puerta de atrás del edificio -acurrucados descansan dos gatos dormidos-.


Estoy cansada de mi autobiografía habrá que trepar a los árboles y construir allí casas de madera mecernos bajo la brisa vespertina acurrucarnos en el cuenco de la noche mañana no será otro día mañana anulo hoy posibilidades azarosas como un legionario sacudo el petate lleno de polvo, partículas incrustadas en la suela de mis zapatos recuerdo el recorrido en camioneta los barrotes fríos, la celda, la celda abrigo a mis mascotas y mato el instinto criminal de una puñalada: suena mal luciérnagas dormidas son las estrellas plutonio corrosivo la luz del sol paraguas tendidos en los percheros paraguas rendidos lluvia a media voz. Un camino recorre el paisaje desierto, vacío como la soledad del último hombre en la tierra: todo para qué. Montañas de mensajes y todo para qué abrigarnos para qué, contra qué calor tropical transacción universal barados en el océano de tu risa clandestina mordedura de serpiente ajena convertida en serpentina paseando por tu pelo brilla lo que brilla moraleja: quizás cuando sea viaje por serendipia desdoblo las esquinas aplano el paisaje rodeo de formas retorcidas el umbral descubrir qué hay detrás no quiero morir quiero terminar parir salir morir no moriremos las fotografías caducas apelmazadas por el polvo que traía el legionario bajo los tacones resquebrajados y secos los ojos por no llorar por prohibirse inhibirse herirse crujientes disfraces de vainilla con galleta probaron los amantes cuando eran, antes zzzwei zzzwei hoy estás más guapa que ayer pero menos que mañana y los cañones eran granos de tierra y los cangrejos de río unicornios alados voló una moneda por los aires girando vacía de contenido: salió cara (yo había apostado "cruz") pasitos verdigrises detrás de mí ¿me doy o no la vuelta? Tiro el anzuelo el boli la tinta el papel no la historia se escribe sola y sola se queda Björkana. Busca el regazo de la manta busca aquella chica tras el escaparate chanclas libros y cuando se haya talado el último árbol resuelve el asunto pero ya no hay árbol lágrimas ruedan la R pasitos verdigrisesblancos me acechan con ojos felinos coloreante el camino psicodelia de niños con el arcoiris vibrando en las branquias ramificando el sentido hacia para por según sin ton ni son.


La puertas se abren y se cierran
yo sigo aquí tras los barrotes de los días, distancia del paisaje enmarcada en las pupilas
acurrucado al tran-tran de las horas
abuela, cuéntame otro cuento
ay qué frías las manos
hasta los rosarios rezando tiemblan
rozando las ramas arqueadas tras las ventanas
como un sonámbulo recorro pasillos a oscuras, habitaciones con persianas bajadas
la pulsera busca tu muñeca
pero cae y hace un ruido tremendo baldío hueco metálico e hirsuto
flores trompeteando verde rojo azul en mi cabeza, extático
el pájaro en su rama de alambre
la torre más alta todavía más ausencia de su ventana de hojalata más espera de su trenza
menos cuentos, abuelita, menos cuentos.

Almidonadas las pestañas
como barco a la fuga sobre la cresta de las olas.