miércoles, 29 de septiembre de 2010

CONTROL

Llevo días soñando contigo, con que el paso del tiempo lo borra todo, tiempo borrador-"cabeza borradora". Voy a dejar de imponerme disciplinas que sólo hacen que pesen los pasos. Voy a dejarme volar como la cometa en manos del niño. Sin amarras, sólo la sinceridad con uno mismo. Que es mucho más sencillo dejarse llevar que atar los clavos con tornillos. Días de ansiedad y depresión. Ojeras que no ven el sol. Saltamontes dormidos y salamandras fantasmas. Hojas secas y lapiceros en el cajón... Todo por creer que era mejor el control que la armonía fluida de mi propia voz y el descanso en la cocina, para no salir, que el miedo está esperando fuera. Cada cosa que no digo, cada hilo sin hilvanar estallan como un sol de acero. ¿Por qué no seguir como si nada? ¿Por qué escuchar la voz que dice a todo que no? Si sólo es un suspiro, una breve sentencia herida, autodefinida. Un pequeño dictador metido en la cabeza o sin las lágrimas de Dostoyevski más sólo está el pobre Hegel.




martes, 21 de septiembre de 2010

martes, 7 de septiembre de 2010






"No me interesan los datos más exactos, las acciones comprobables, sino lo que perdura de las muchas cosas que sucedieron. No me voy a poner a discutir: (...)


Da igual, por debajo de nosotras como esqueleto de dinosaurio, pervive un instante en el que nos decíamos que nos queríamos y nos daba vergüenza porque no era mentira. Las inexactitudes no son más que una exigencia retórica."




MI PEQUEÑO FAUNO




Te llamo mi Fauno precisamente por eso, porque aprendiste todo esto hace mucho tiempo: la resignación, la frustración, el desencuentro y lo entendiste como algo necesario para espantar los corrimientos de tierra y evitar los derrumbes de fabulosos castillos de arena.


La espera en las llanuras de los bosques que habitas, oráculo de profecías de los dioses que se manifestaban en los sueños o con voces sobrenaturales, te permitió promover la fertilidad del ganado y de la agricultura. Invocaste el relámpago desde el cielo y purificaste las cosas con el golpe del rayo cuando yo era todavía una ninfa.

Hoy me he dado cuenta de que la alegría, la felicidad, no están unidas a los sitios ni a la gente con los que la hemos experimentado, porque si así fuera, en el momento en que estas circunstancias cambiasen, sería imposible recuperarla.

La felicidad no viene de fuera, si no de uno mismo (su posibilidad, su búsqueda y el encuentro). Por eso tampoco está en una u otra elección, si no en lo que hacemos con estas.